¡Hola!
Soy Mike Ivars en una nueva entrega, espero que os guste tanto como a mí hacerla.
Si hasta ahora en los anteriores episodios de ANTICIPATE hemos tratado del futuro de IA, el futuro de los robots o la post-escasez. Esta semana quiero abordar algo que nos toca también a todos, por la dependencia que supone para nuestra sociedad moderna, como es la energía.
Presente de la energía.
El Sol fue nuestra fuente original de energía primitiva, ya que hacía posible la vegetación y con ello la fauna, y, por tanto, a nosotros mismos y toda nuestra existencia.
En cambio, no fue hasta que el Homo erectus controlara el fuego, hace un millón de años, y le permitiera unos 300 mil años más tarde usarlo para cocinar. Cuando supuso un gran paso para la evolución humana. Ya que eliminó parásitos y bacterias. Aumentando con ello su valor energético, mediante la absorción de proteínas e hidratos de carbono y reduciendo la energía que usamos en la digestión. Este paso permitió la última etapa de desarrollo del órgano que más energía nos consume, el cerebro.
Luego vino la tracción animal el 4.000 antes de Cristo, que nos facilitó desplazarnos.
Pero tuvieron que pasar muchos años, hasta que llegara la termodinámica, pasando del uso de madera al carbón, a partir de 1900, y nos trajera los avances de la máquina de vapor de James Watt y la revolución industrial. Con las fábricas y la producción en cadena, como antesala de las sociedades de consumo modernas.
A finales del siglo XIX aparece el petróleo, despegando en Estados Unidos con Rockefeller y Standard Oil, revolucionando el transporte industrial. Y poco después, la electricidad llega con las centrales hidroeléctricas. Que junto a la energía nuclear, que aparece en los años 50, se convierten en algunas de las principales fuentes de energía.
Hasta que hace tan solo 20 años aparecen las renovables, permitiéndonos plantearnos por primera vez un cambio de modelo. Ahora, además de obtener energía del modo más eficiente y conveniente, reconsideramos el origen de la energía, el impacto de producirla y consumirla y sus consecuencias en el planeta, como elementos cruciales para su elección y priorización.
Y es así, como llegamos a un presente, en el que más allá de tener energía, nos planteamos, que a poder ser, sea sostenible, fomentando el uso de renovables en el conjunto del combo global.
Prueba de ello, como buena noticia de esta misma semana, tenemos que en Europa las suma de energías solar y eólica (producida por el viento), a pesar de la crisis energética actual, ya superan el gas, por primera vez en la historia.
Sin duda este es hito y un punto de inflexión. Aunque esté en parte impulsado por el actual chantaje político de Rusia a occidente, ayudándonos a apostar por la independencia energética.
En el presente, el progreso nos ha permitido tener a nuestra disposición una amplia variedad de fuentes de energía. Y es que las energías de origen orgánico, y, por tanto, no renovables, son energías que provienen de un recurso limitado en el planeta, como el carbón, petróleo, gas, y por suerte, siguen una trayectoria descendente, gracias a este empeño que tenemos la mayoría.
También tiene mucho que ver con la visión compartida de un mundo descarbonizado. En el que hace años que la mayoría de los gobiernos, aún con ciertas dificultades y sonadas ausencias, apuestan para combatir globalmente el cambio climático. Aunque aún queda la nuclear e hidroeléctrica por superar en este combo, su uso también tiene una clara tendencia a la baja.
Futuro de la energía
Pero a partir de aquí, queda aún mucho por cambiar. Y es que todo este recorrido, como vemos, no es más que el principio de lo que vamos a ver los siguientes años.
Los objetivos marcados en las cumbres climáticas parecen ambiciosos vistos ahora, pero que a pesar de las dificultades, quiero pensar que los lograremos. Porque no tenemos que obviar nunca, que a lo ya planeado, hay siempre que sumar el ingenio científico y los nuevos avances que están por venir, y que ni tan siquiera podremos predecir ahora, hasta que no lleguen.
Por tanto, parece que nos encontraremos un futuro dominado por renovables. Al menos por las que conocemos. Porque a pesar de haber tardado miles de años en progresar inicialmente en este campo de la energía. En los siguientes la velocidad de cambio se va a seguir acelerando.
Y esto lo digo teniendo los pies en la tierra. Y siendo muy consciente que aunque la energía eléctrica llegase a dominar el juego, almacenar energía en baterías aún sigue siendo un reto, a pesar de los continuos esfuerzos. No tenemos más que ver la de intentos que han fracasado, al tratar de aportar soluciones para almacenar la energía eléctrica de formas mucho más eficientes. Y hasta ahora a penas lo han conseguido de forma tenue. Si no, mirad lo que nos duran los smartphones.
Pero no podemos obviar tampoco, como están progresando otras energías como el hidrógeno verde. El hidrógeno es el elemento más común en el Universo. Y producirlo mediante el proceso químico de la hidrólisis a partir de energías renovables, abre otro interesante horizonte para llegar a las ansiadas emisiones cero de carbono.
Y dicho todo esto, me gustaría continuar profundizando. Dado que logrando dicho cambio verde, todas estas creo que van a ser fuentes de energías de transición. ¿Que por qué digo esto? Pues porque aunque aún está en un estado embrionario. Hace poco hemos conocido la noticia, este pasado diciembre de 2022, en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, cerca de San Francisco (California) han logrado por primera vez producir una reacción de fusión nuclear, capaz de generar una ganancia neta de energía. Aunque divulgadores como Luis Quevedo, nos hagan ver que aún estamos lejos de que la energía de fusión sea un avance que llegue a nuestras casas.
La energía de fusión, a modo de apunte, es la producida al fusionar átomos, en vez de separarlos, como hace la de fisión nuclear actual. Generando energía infinita, pero sin residuos, como ocurre con la nuclear de las centrales actuales. Es como tener un Sol propio para usar.
Los científicos de todo el mundo, llevan trabajando desde los años sesenta para desarrollar una tecnología que proporcione energía sin límites y económica, y parece que cada día tenemos más cerca dicha quimera.
Y si esta opción no nos pareciera suficientemente esperanzadora. Tenemos otra, inspirada en la misma ciencia ficción de Star Trek, la teoría de la “Energía especular” del inglés Mirror Energy, la cual nos permitiría usar la antimateria para producir una energía inagotable en cualquier parte.
Conclusión y herramientas
Y ahora me gustaría por un momento tratar de hacer un ejercicio de reflexión, e imaginar con vosotros, cómo esto podría cambiarnos la vida. El disponer de algunos de estos tipos de energía inagotables y limpias, sabiendo como la energía nos ha cambiado ya, hasta el momento.
Porque seguiremos necesitando energía, y cuanto mayor ha sido su uso y más se ha extendido, más lejos hemos llegado, más avanzados hemos sido. Por lo que probablemente los límites que superemos en estos nuevos saltos, estén fuera de los confines que ahora consideramos en la tierra, y debamos pensar algo más allá, en otros planetas, galaxias o incluso otras civilizaciones no terrestres, que podamos llegar a conocer. Yo solo me pediría para reyes, el poderlo ver. ;)
Y cierro, aprovechando para contaros, que he hecho en esta ocasión un nuevo experimento, tratando de apoyarme en la IA generativa de la ya popular ChatGPT, pero me he topado una de sus debilidades. Si le pido que me hable del futuro de la energía, se limita a repetirme lo que todos dicen de ella, o mejor dicho, basándose en todo lo leído, saca conclusiones muy obvias, pero le resulta realmente complicado atisbar más allá de lo previsto ya, en un ejercicio de imaginación adicional, o de creación de un escenario futuro. Es probable que esté directamente relacionado con el PROMT (la orden) introducido por mi parte, que debería ir puliendo, pero me ha resultado lo suficiente curioso, al menos, como para mencionarlo.
Y hasta aquí esta entrega. ¿Conoces a alguien que le podría gustar? ¿Me ayudas a compartirlo?
¡Seguimos!