¡Hola! Soy Mike Ivars y os traigo una nueva entrega, espero que os guste tanto como a mí hacerla.
Presente de la robótica
La robótica parece que ha vivido más tiempo en los libros y las películas de ciencia ficción, que en la vida real. De hecho, aunque hoy día vivimos rodeados de tecnología, la mayoría de ellos son avances que llegaron ya hace tiempo, y estamos tan habituados a ellos, que casi ya ni advertimos su presencia.
Actualmente, los robots que todos podemos conocer, porque realmente están en casi cada hogar, son el robot de cocina o el robot aspirador. Son dos robots que han tarado mucho en llegar y a popularizarse hasta estar entre nosotros, y tampoco son algo fascinante, quizás una mejora o innovación incremental. Pero, sobre todo, están muy lejos de lo que entendemos por la idea idealizada que tenemos de robot.
En realidad, sin llegar a los hogares, la tecnología sí que avanza en paralelo y nos vamos acercando cada día más a ese concepto futurista tan imaginado. En el ámbito industrial, sí es algo más normal trabajar con robots, para que realicen las tareas en cadena, repetitivas y más duras o de mayor precisión, sin descanso. Pero incluso en este ámbito, su uso aún es limitado, no abarcando normalmente el proceso completo, salvo excepciones. Y en la mayoría de los casos, incluso en el automovilismo, no hablamos de una robotización total de las fábricas.
Luego vemos, reportajes o vídeos de YouTube, dónde aparecen laboratorios, investigadores y curiosidades varias. Como los pseudo-robots camarero que te acercan la bandeja de la barra a la mesa, o los brazos robóticos que hacen pizzas, y que algún bar ya empieza a usar en España. Robots que simulan las emociones en una pantalla, o reproducen las expresiones de una cara humana como Ameca de Engineered Arts. Tienen empatía, tratan de dialogar o sirven para recordarte cosas como la medicación, como las pruebas piloto con robots asistenciales que acompañan a personas mayores en los hogares. Y cosas similares. Pero seguimos lejos de un robot tipo RoboCop o Bender, por decirlo de algún modo.
Lo más avanzado que hemos podido ver hasta ahora, desde hace casi una década, ha sido la startup Boston Dynamics, que quizás muchos recordaréis por los robots perros y el humanoide, ambos sin cabeza. A los que sus creadores grababan mientras les maltrataban dándole patadas y con pruebas del estilo para testar su capacidad a mantenerse de pie, de andar, saltar o levantarse tras una caída. Una startup que fue adquirida por Google, y que las malas lenguas dicen que vendió tras quedarse con la tecnología, para evitar una crisis de reputación. Dado que su capacidad sugería un claro atisbo de uso militar, a modo de armada invencible, bastante perturbadora. Y que finalmente, tras pasar por manos de SoftBank, ha quedado en manos de Hyundai, que parece que lo va a dirigir hacia la medicina e industria.
Tras Boston, tenemos Samsung, Toyota, Agility Robots, o el Instituto Chino de Tecnología Industrial (Chinease Instituite of Industrial Technology), así como Tencent Robotics X Labs o Welian con sus imitaciones de perro robot. Ambas menos amigables que el ya famoso perro robot de compañía o pet-bot Aibo de Sony.
Pero nuevamente, tenemos que hablar de Elon Musk, el hombre que lo hace todo. Y es que Tesla, la principal empresa de vehículos eléctricos y la mayor impulsora de su adopción global. Hace como un año, presentó un modelo, a modo de anticipo conceptual, de cómo se vería el robot, con la intención de anunciar que se adentraba en el mundo de la robótica. En ese momento, pareció más un bluf que otra cosa, que muchos ni se tomaron en serio. Porque para colmo salió al escenario una persona disfrazada vistiendo un supuesto traje de robot humanoide bailando.
Pero en a penas un año, en octubre. Una décima parte del tiempo que tardó Boston Dynamics. Han presentado Optimus, un prototipo de uno de los robots autónomo más avanzados que existen. Con capacidad para andar como un humano, coger objetos con sensibilidad táctil, para realizar todo tipo de tareas, como por ejemplo regar plantas con la sutileza humana. Todo basado en la IA, visión artificial, chips de desarrollo propios y baterías de los coches Tesla. Su primer prototipo fue con piezas ajenas, y su segundo es con piezas propias y ya lo tienen trabajando en su fábrica. Su finalidad es ayudarnos en el día a día y planea venderlo a nivel masivo, empezando por unos veinte mil dólares, aunque posteriormente irá bajando, con el objetivo de llegar a estar en cada casa.
Futuro de los robots
En el mundo de la innovación y la tecnología ha ocurrido repetidas veces que cuando parece que en un área las cosas no avanzan, o lo hacen lentamente y a un ritmo predecible, de repente aparece una innovación disruptiva, que nadie anticipaba y cambia la tendencia de forma drástica, dando un salto cualitativo. Y esto parece empezar estar ocurriendo en la robótica, tras Boston, y especialmente ahora tras Tesla, como comentábamos la semana pasada, que ha pasado en la última entrega de esta publicación del Futuro de la IA.
Esta lenta evolución, ahora ha dejado paso a una conjugación de factores, como el incremento de la capacidad de procesamiento de datos, desarrollo de software, de modelos y algoritmos, el uso de nuevos sensores como el LIDAR, que todo junto, va a hacer que en esta década veamos saltos realmente impresionantes en el área.
Recuerdo no hace tanto, como estábamos casi convencidos que ciertas tareas serían imposibles de hacer por una máquina. Las agrícolas, construcción o algunas aparentemente tan simples como las del hogar. Pero cada día vemos máquinas más precisas, con capacidad de movilidad más avanzada o con capacidad de aprendizaje. Que cada aprendizaje es compartido en cuanto a datos, y lo que aprende un robot, luego lo usan los demás compartiendo el conocimiento. Por lo que, a día de hoy, ya me quedan pocas dudas, de que todo podrá ser automatizado.
Ya estamos viendo en la agricultura como se recogen aceitunas solo mediante máquinas, eso sí, estamos adaptando incluso las plantaciones en líneas en vez de la separación habitual para que sean explotadas por ellas. Estamos viendo robots constructores utilizando técnicas de impresión 3D, o directamente imitando el tipo de construcción humana. Y estamos viendo robots como el de Tesla, que solo en esta primera versión ya son capaces de hacer lo que haría cualquier persona en una casa.
Por todo esto, vemos que la robótica va a automatizar todo lo que el ser humano es capaz de hacer, y en algún caso, incluso amplifica de forma notable nuestras capacidades humanas. Siendo capaz de hacer acciones que nosotros nunca podríamos hacer. Desde saltos imposibles a resistencia, trabajo en condiciones inhumanas o zonas inaccesibles. Bien porque está muy optimizado para ello, porque tiene acceso a mucha más información, gracias a más sensores que nuestros sentidos. O porque se puede conectar a inmensas bases de datos, o directamente a satélites e Internet en tiempo real, o porque su entrenamiento de conocimiento compartido, como comentábamos. Esto le permitirá superar cualquier atleta de élite, en toda su vida. Dado que además no tiene por qué descansar, o incluso puede simular infinitos escenarios virtuales para entrenar, con las reglas de la física, para lograr su cometido en un tiempo menor.
Además, pueden trabajar a distintas dimensiones, tanto gigantes, con objetos realmente pesados, como de unidades microscópicas, como insectos, los bug bots, a los nano robots del tamaño de una célula, que se comportan según programación, para corregir o atacar enfermedades. Son capaces de nadar como los robots anfibios o acuáticos, volar como los drones, que ya vemos que pasan de ser artefactos con hélices, a contar con sistemas de inteligencia avanzados que automaneja su comportamiento.
En definitiva, estamos siendo capaces de “crear”, como dioses, algo que es ya es superior a nosotros, actualmente. Por lo que en el futuro que nos depara esto, será exponencial. La capacidad que nos ofrecen, roza el infinito, solo como ejecutores de tareas. Pero no se queda ahí. Porque al combinarla con la IA, su capacidad cognitiva irá en aumento, su capacidad de interacción con nosotros también, e incluso de razonamiento o de consciencia de sí mismo. Llegará el momento en que cueste realmente diferenciar un ser humano y un robot.
O ir más allá, y ser incluso superiores a nosotros, o a nuestra versión actual, en todos los sentidos. Llegado este punto, de llegar, quizás sería mejor que no fuéramos dos cosas distintas, que pudiesen llegar a chocar, por llegar a tener visiones contrapuestas de la realidad, o intereses distintos. Y como algunos han llegado a apuntar, que nosotros y las máquinas pudiéramos converger en algo híbrido. Y hasta cierto punto, aunque ahora nos pueda chocar dicha idea, tampoco no es tan lejana.
Ya usamos prótesis o sustituciones para casi todo. Pelo, dientes, visión con gafas, lentillas o implantes cerebrales para la ceguera, pechos, menisco, extremidades ortopédicas o sillas de ruedas, órganos como el bypass para el corazón, pulmones artificiales, exoesqueletos, implantes de oído y un largo etcétera. De hecho, hay pocas partes de nuestro cuerpo que no hayamos reemplazado por tecnología ya, quizás a excepción del cerebro, pero que con Internet lo apoyamos y potenciamos. Principalmente, para combatir enfermedades o deficiencias, pero al avanzar y popularizarse, progresivamente veremos que se empieza a utilizar para potenciarnos, o simplemente por placer, como con el uso del consolador. Así, quizás se vaya diluyendo la frontera en humano y máquina, y con ello, desapareciendo la amenaza de conflicto, en el que seguro que jugaríamos con unas malas cartas.
Cierre y conclusión
No quiero cerrar en clave negativa, aunque pueda parecerlo, sino en clave abierta y receptiva.
Los robots cada día son más parte de nuestra vida, son parte nosotros y nuestro progreso.
En que los cambios no son siempre malos, como algunos les puede parecer. Muchas veces, lo malo es tener que adaptarse a ellos, cuando no los asumimos, o les queremos hacemos frente, pero que conforme van llegando, lo mejor es tener mente abierta para poder ser parte del futuro.
¡Seguimos!